Bien poco enseñó la vida a aquellos a los que no enseñó a soportar el dolor".
Arturo Graf (1848-1913)
A través del tiempo, el hombre ha aprendido a sacar ventaja de un mecanismo de defensa y conservación fisiológica vital y muy desagradable, el dolor. La principal función del dolor es señalar al sistema nervioso que una zona del organismo está expuesta a una situación que puede provocar una lesión. La palabra se deriva del latín poena, que significa una multa o una pena.
En la mitología romana era la diosa del castigo y la ayudante en estas tareas de Némesis, diosa greco-romana de la venganza. Poena en latínsignifica dolor o castigo y es una sensación en la que una persona experimenta incomodidad, angustia o sufrimiento debido a un determinado estímulo de los nervios sensoriales.
El dolor es uno de los síntomas de mayor frecuencia en la consulta médica; sin embargo, este mecanismo neurofisiológico también ha sido provocado y estimulado para aprovecharlo como un corrector de la moral en algunas sociedades y para infringir terror y miedo en algunas otras como el caso de la tortura.
La estimulación del dolor como método para obtener respuestas o como un castigo otorgado apareció desde la Grecia antigua y se fue haciendo común en el sistema judicial y eclesiástico hasta alcanzar su máximo en la edad media (oscurantismo), hasta la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX, cuando los estados civilizados, uno tras otro, abolieron la tortura (corriente abolicionista del siglo XVIII).
El dolor difiere de otras sensaciones o síntomas porque es una advertencia de que algo anda mal, teniendo prioridad sobre otras señales. Dentro del campo de la fisiología se reconocen varios tipos de dolor, el fisiológico o agudo y dos estados patológicos: el inflamatorio y el neuropático, el sujeto entonces referirá las características del dolor que son completamente subjetivas y sus particularidades dependen, en gran medida de factores no solo biológicos y psicológicos sino también antropológicos
Hacer semiología del dolor es algo que el médico siempre debe de realizar de manera exhaustiva para llegar a la etiología de éste, establecer un diagnóstico nosológico y establecer un pronóstico para dar el tratamiento más acertado no para el dolor mismo sino para la causa que lo provoca.
El dolor es el síntoma principal de una gran variedad de enfermedades agudas, crónicas y sobre todo en las crónico-degenerativas. El 2 de Junio del 2010, los científicos estadounidenses David Julius y Linda Watkins y el israelí Baruch Minke, reconocidos por sus estudios sobre el dolor, fueron declarados ganadores del premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2010 sobre este tema, sus investigaciones identifican dianas moleculares a las que dirigir una nueva generación de medicamentos específicos para el tratamiento selectivo de diferentes tipos de dolor, especialmente el crónico y abren vías esperanzadoras para paliar un mal que afecta a la calidad de vida de millones de personas y que ha sido uno de los grandes retos a los que se ha enfrentado la medicina, ya que el dolor por si mismo no es una enfermedad, trae como consecuencias discapacidad, incapacidad, depresión en sus diferentes grados y aislamiento social entre otros síntomas.
Actualmente la farmacología ha investigado y puesto a disposición medicamentos para mitigar este síntoma: los antiinflamatorios y el rol que juegan es de suma importancia para la adecuada reinserción de los pacientes a sus actividades biopsicosociales, aunque el pronóstico de la enfermedad sea reservado para la estética como en el caso de la artritis reumatoide deformante, la función como en el caso del síndrome de ovario poliquístico, o incluso para la vida como en los casos de cáncer terminal.
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